Nada es, ha sido ni será nunca SEPARADO, nunca diferente 5/5 (1)

El mensaje de la no dualidad es muy sencillo: no existe nada separado. En esta aparente separación se asienta todo lo que el individuo hace. De hecho, el indi­viduo no es más que esa separación aparente. Ella es la que impulsa la búsqueda espiritual, la búsqueda de la disolución del ego y toda búsqueda mundana.

Este es un mensaje que la mente que busca (es decir, “tú”, el individuo) jamás podrá entender, porque implica su disolución, es decir, su muerte.

Pero por más que este mensaje sea la muerte, también es la vida. La vida siempre se despliega aquí y ahora, pero la mente, que es una negación de la vida, no puede aceptarlo. Y como la mente no puede apresar la totalidad, crea un pe­queño reducto de conocimientos, valores y significados. Pero por más bien que esté, el intelecto jamás podrá entender la inmensidad de la vida, por la vida –es decir, esto– es previa al intelecto y emerge de esa totalidad.

Todos los problemas del individuo que se despliegan en este instante son meros pensamientos, y puesto que los pensamientos siempre aparecen en el des­pliegue de la vida, el pensamiento ya es impersonal y ya está liberado, porque la conciencia trasciende intrínsecamente todo lo que aparece en ella.

Pero, todo esto es demasiado rebuscado, demasiado intelectual, la realidad es muy sencilla, muy evidente y muy presente. Los pensamientos que ahora emergen no son “mis” pensamientos, sólo son pensamientos; no son “mis” pro­blemas, sólo son problemas, y ésta no es “mi” vida, sólo es la vida.

La vida se despliega y yo estoy simultáneamente inmerso y ausente de ella. Y esta no es una contradicción, porque estar completamente inmerso es también estar completamente ausente.

Completamente inmerso y completamente ausente, pero fuera todavía se escucha el ruido del tráfico, el clic del termostato conectándose y desconectán­dose de vez en cuando, el sonido de la respiración y el golpeteo de la lluvia en la ventana. Todavía hay cansancio corporal y sensaciones en este instante, en éste y también en éste…

Y así, por más ausente que esté, la vida nunca deja de desplegarse.

Aunque yo no esté en ninguna parte, la vida jamás se detiene, ni ahora ni nunca.

Jeff Foster: Más allá del despertar

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