Preguntas y Respuestas sobre la REALIDAD e ILUSIÓN: Sri NISARGADATTA MAHARAJ -11- 5/5 (3)

 

 

 

V.: Al estudiar la historia del mundo, podría decirse que el sufrimiento físico de una parte de la población es inevitable. Me gustaría saber si el sufrimiento de una parte del mundo es ne­cesario para que la otra viva bien.

-La historia nos enseña continuamente que ha habido grandes guerreros, eruditos, hombres eminentes. ¿Pero qué cambio han aportado al drama que se representa en este gran teatro que es el mundo?

V.: Lo que le he preguntado es si el sufrimiento físico de unos es necesario para el bienestar de los otros.

M.: Cuando una situación presenta un problema, no hay escapatoria posible, hay que su­perarla. Supongamos que al ir a alguna parte encuentro un río. Atravesar el río puede suponer un problema; pero, a pesar de ello, no tengo más remedio que entrar en el río, ¿no está usted de acuerdo? Cuando estoy en el río, o nado o me ahogo. He aquí la situación, nuestro comporta­miento nos es dictado por circunstancias.

V.: Muchas gentes sufren, ¿ayudan sus sufrimientos a no sufrir a los otros?

M.: La respuesta a esta pregunta que le preocupa no puede ser obtenida más que si usted se establece en su verdadera naturaleza. Le es menester resolver su propio problema, lo que usted es. Entonces todas sus preguntas se resolverán. Descubra lo que usted es. Desde cuándo cuenta con usted mismo, cuánto tiempo va a durar eso. Esto al menos puede descubrirlo. ¿Qué puede hacer usted, incluso si ocupa un alto puesto en la sociedad? ¿Cuál puede ser su eficacia? Como mucho, puede esforzarse en no hacer mal a nadie; pero ¿dispone de algún poder que le permita disminuir el sufrimiento de los demás?

V.: No, yo no puedo hacer nada.

M.: Lo más útil que puede hacer es no hacer daño a nadie. Comprenda solo esto: usted es. El hecho de ser es la película en la que todo se produce. Usted es el centro de este mundo. Si desea una ayuda, encuéntrela en la forma de este mundo de sueño, porque usted es este mundo de sueño.

 

 

Si este toque «yo soy» no está presente, ¿podría haber Dios, Ishwara? La condición nece­saria a la existencia de Dios es que usted sea primero; pero al considerar su cuerpo y su mente como usted mismo, se ha producido una caída, y la sabiduría ha sido buscada en la mente. Es este conocimiento «yo soy», el material mismo de este gran juego del mundo, el que le tiene prisionero.

V.: Así pues, ¿es en la consciencia donde las cosas aparecen y desaparecen?

M.: Sí, la manifestación surge en la consciencia y se disuelve en la consciencia. Su cons­ciencia surge cuando usted se despierta y se disuelve en usted mismo cuando se duerme.

Que sus preguntas traten únicamente de este «quién soy yo, qué soy yo». El conocimiento «yo soy» está aquí ahora y es en él donde se despliega el juego del mundo. Sin este conoci­miento, no hay mundo. Este conocimiento, este sentido «yo soy» ha aparecido por sí mismo, ha explotado, deviniendo este mundo de acción, este mundo dinámico, con sus cinco elementos, sus tres gunas, etc. Aunque este mundo está en su consciencia, usted no es esta consciencia, usted es lo Absoluto, simple presenciador de esta consciencia. Yo percibo eso, pero yo no soy más que lo que hace esta percepción posible.

V.: Yo creo que es muy difícil comprender esto sin estar en relación con alguien que lo vive, con un realizado.

M.: Ese principio es el gurú que asiste a la aparición y desaparición de esta consciencia de ser.

M.: Mi estado original no tenía forma, no tenía pensamientos. Yo no sabía que yo era. Pero, repentinamente, apareció otro estado en el que yo tenía una forma y la sensación «yo soy». Éste es el estado secundario. El estado primordial no tiene ni aspecto, ni forma, ni «yo soy», pero este estado secundario ha surgido de lo Absoluto. ¿Cómo ha podido aparecer este estado? El que proporciona explicaciones sobre esta aparición es el gurú, porque él conoce todas estas apariciones y transformaciones. Él puede devenir un satgurú si se mantiene en el estado pri­mordial y deja que la verdad se abra paso a través de esta noción «yo soy», si expone la manera en que «yo soy» ha aparecido.

Otros gurús, en lugar de exponer esto, le encierran en la cárcel de un ritual, de disciplinas «haga esto, haga aquello…» Le dan aún más conceptos sobre su destino, sus precedentes en­carnaciones, pero no le dan nunca el conocimiento de usted mismo. El satgurú no enriquece sus conocimientos, él es conocimiento. Uno proporciona comprensión del mundo, cómo compor­tarse, cómo actuar, etc. El otro proporciona comprensión espiritual.

V.: En el raja-yoga hay muchos rituales y una disciplina muy dura a fin de despertar lo que ellos llaman kundalini.

M.: Raja-yoga significa yoga regio. Lo más regio que existe en el mundo es el hecho de ser. No hay nada más regio que este «yo soy».

V.: Cuando un realizado muere y revive después en una nueva vida, ¿es realizado inme­diatamente?

M.: Un jñani, un realizado, no sería tan bobo de tomar otra película, cuando sabe perfec­tamente bien que todo el universo reside en él.

Sólo hay que investigar una cosa: ¿cómo ha aparecido esta forma desde lo sin-modelo, desde lo sin-forma? Esta conjunción de lo sin-forma y la forma debe ser comprendida. Se trata de un punto esencial que usted tiene que investigar, pero lo que ocurre es que eso no le interesa. Los otros dominios, los que conciernen a los estados transitorios, retienen toda su atención, usted está dispuesto a consagrarles todo su tiempo.

Después de haber venido a escucharme, muchos de ustedes se quedan decepcionados, no han obtenido las respuestas que deseaban. Querrían una cierta categoría de respuestas concer­nientes a una cierta categoría de preguntas. Aquí no se da eso. El sentido «yo soy» no dura mucho, está ligado al tiempo.

 

V.: Habiendo comprendido esto, «yo soy» puede inquietarse por este cuerpo, ya que, si no tengo alimento para abastecer a mi estómago, va a secarse y mi cuerpo perecerá.

M.: ¿Por qué inquietarse puesto que usted no es esta constatación «yo soy»? Deje este cuerpo en paz.

V.: Me inquieto porque no he roto completamente esta identificación.

M.: Cuando haya comprendido profundamente lo que es este fenómeno «conocimiento», esta pesada broma, entonces sabrá que es vano, superfluo. Cuando haya comprendido que este estado de consciencia es una ilusión, entonces va a prevalecer un estado que no es nuevo, un estado que no se conoce a sí mismo. ¿Qué es lo que quedará? Lo Absoluto, y lo Absoluto no se conoce como «yo soy».

V.: ¿Cómo llegar a estabilizarse en esta consciencia, en esta eseidad, en este sentido «yo soy».

M.: Ningún esfuerzo es necesario. Cuando vea lo que es inestable, comprenda que eso no puede ser percibido más que por lo que es estable. Así pues, es la estabilidad misma lo que comprende la inestabilidad.

V.: ¿Constituye el dolor un obstáculo a esta estabilización?

M.: ¿Quién comprende el dolor? Sólo el conocimiento. Si la consciencia está ahí, el dolor está ahí. Solo por este conocimiento podemos comprender el dolor. Si el dolor está ahí, pero se le da a usted morfina, el conocimiento esta ausente del cuerpo y el dolor ya no existe. El dolor, como el placer, dependen de este toque «yo soy». Si este toque «yo soy» manifiesta placer, infaltablemente hay también sufrimiento. ¿Y qué es el sufrimiento? Este «yo soy» es el co­mienzo del sufrimiento. Tan pronto como se revela la naturaleza de este «yo soy», tan pronto como la comprende, usted va más allá de este «yo soy». Usted es el «jñani», el presenciador de esta consciencia, usted trasciende esta consciencia.

Maharaj: La eseidad es la unión del cuerpo-alimento y del soplo vital. Por eso es transitoria y por eso su aparición significa el comienzo del miedo. Este estado de vigilia y de sueño con sueños está ligado al tiempo, pero en el sueño profundo ya no hay ser, ya no hay «yo soy». ¿Puede subsistir el miedo ahí?

Visitante: Yo creo que no.

M.: Lo que usted siente es el resultado de la esencia del alimento. Este estado «yo soy» es conocimiento de ser más estado de vigilia y estado de sueño con sueños. Estos tres son el do­minio del conocimiento «yo soy», este dominio limitado donde reina un gran miedo. Yo soy más allá de este estado de vigilia, ¿cómo podría tener miedo?

El Señor Brahman no tiene ni nombre, ni forma. Jamás ha tocado a su mujer, y ella deviene encinta de todo este universo, ¿cómo es posible? Si trata de comprenderlo a este nivel, no lo logrará, es el nivel interior el que tiene que comprender. Las dos entidades son necesarias, este Brahman es esencial para que Maya pueda manifestar este universo.

V.: Hace algún tiempo, usted habló del ardor, del compromiso. ¿Podría decir algo más sobre la naturaleza de ese ardor?

M.: Es una necesidad profunda, una sed, una urgencia de comprender. V.: ¿Puede usted desarrollarlo?

M.: Esa urgencia debería ser como la del sediento que no encuentra agua. Es la lucha del pez fuera del agua debatiéndose por encontrarla, es así como tiene usted que debatirse para descubrir la verdad. Yo no enseño lo que sé como alicientes dispuestos a lo largo del camino. Lo que enseño no lo comprenderá más que el que se bata para comprenderlo.

V.: ¿Existe un método para tener este hambre? ¿Puede ser desarrollada?

M.: Sólo las circunstancias pueden desarrollar esta necesidad. Sólo el que sufre profun­damente en esta vida, el afligido, el desdichado, se dirigirá hacia la búsqueda espiritual.

V.: Yo querría saber cómo actuar. En una vida normal, la búsqueda le aleja a uno de sus actividades cotidianas. Cuando se tienen hijos, como yo, hay continuamente algo que hacer de la mañana a la noche: hacer la comida, cuidar a los niños, lavar, planchar… ¿Cómo se puede trabajar cuando no se dispone de ningún momento libre?

M.: No se preocupe por el trabajo que tenga que hacer… Conságrese plenamente a sus hijos. De hecho, es una ocupación de la mente, una distracción mental. Cuando usted está totalmente agotada, se duerme y, en cuanto se despierta, recomienza de nuevo hasta la noche. Usted está demasiado ocupada, no tiene tiempo; pero, sin esos hijos, sin esa vida de trabajo, ¿habría usted venido aquí a confiarse a mí?

V.: Ya lo sé, he hecho la pregunta solo para conocer su opinión. Usted ha hablado de pri­vaciones y de dificultades. Sólo el que sufre en su vida cotidiana elige la vía espiritual. Si esta búsqueda espiritual comienza, ¿disminuirán los sufrimientos?

M.: Para algunos disminuyen; pero para otros se intensifican. El buscador auténtico no abandona su búsqueda. Cualesquiera que sean los sufrimientos que tenga que soportar, perse­vera.

V.: Cuando nuestra búsqueda de la verdad disminuye, ¿no disminuyen también nuestros sufrimientos?

M.: Sí. Cuando los sufrimientos y los problemas disminuyen, entonces aumenta el amor de la vida y del dinero también.

V.: ¿Qué se puede hacer entonces?

 

M.: A pesar de todo esto, es menester proseguir la búsqueda de la verdad.

V.: ¿Cómo se las arregla uno para lograrlo?

M.: ¿Se acuerda usted de cómo ha entrado aquí? Salga de la misma manera. Usted ha en­trado en esta habitación por esa escalera, luego tendrá que salir por esa misma escalera. En la etapa inicial, un jñani afronta los mismos problemas.

V.: ¿Qué es lo que le ayudó a usted?

M.: Tiene usted que comprender lo que es falso —lo que queda es lo verdadero. Simple­mente hay que rechazar lo que es falso. En el curso de este proceso, tendrá que comprender el estado de vigilia, el de sueño con sueños y este sentido «yo soy». Cuando todo eso ha sido comprendido, queda la verdad que usted es.

V.: ¿Qué es lo que le sostuvo a usted?

M.: Supongamos que tiene cinco millones de dólares en el banco y se entera de que ese banco ha quebrado, usted sentirá un shock, ¿no es así? Ése es el shock que yo recibí cuando mi gurú me dijo que yo no era nada más que el Parabrahman, lo Absoluto. Es a causa de ese shock que he devenido eso.

V.: ¡O se tiene esa necesidad de la verdad o no se tiene! ¿Se puede hacer algo al respecto?

M.: Si no sintiera esa necesidad, usted no estaría aquí. Las escrituras dicen que a conse­cuencia de los méritos acumulados en una vida precedente, a uno le ocurre visitar a un sabio que ha alcanzado la verdad. ¡Pero eso lo dicen las escrituras, no yo!

“Yo no sabía” Extracto Charla 13 y 14

 

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