RENUNCIO 4.57/5 (7)

Siendo inmanente y estando establecido inequívocamente en la Verdad, se sucede este falso discurso.
 
Renuncio a la abundancia de papeles de intercambio con perfiles de monarcas y edificios de poder
Renuncio a a seguir diseñando mi porvenir donde siempre me descubro apilando fortuna y santidad
Renuncio al sol que tanto ha hecho por mi y a quien tan pocas veces le he sido agradecido
Renuncio a la maraña de recuerdos que un día me pesan como un ancla de mar y otro día son plumas para volar
Renuncio a mi cuerpo imprescindible hasta hoy como la bocanada de aire de quien se ahoga
Renuncio a mi nombre para que ninguna boca me busque jamás
Renuncio a pisar el jardín del edén no vaya a ser que tropiece de nuevo
Renuncio a todas las voces insonoras que me aconsejan desde las esquinas dobladas de mi mente
Renuncio a que Dios me salve saber de su eterna inexistencia
Renuncio al susurro del viento pasando por los pinos y no menos al aliento que pasa por la flauta hindú
Renuncio a la excelsa fragancia del triunfo ganado con el sudor del esfuerzo
Renuncio a la despedida del ser querido, al beso del ser amado y al fuerte abrazo del amigo
Renuncio a hundir mis pasos la playa y a que sean acariciados por las briznas de hierba en los pastos
Renuncio a que me sigan informando si mañana lloverá y permito que los rayos de la tormenta me cojan desprevenido
Renuncio al verde vegetal, a la roja carne vacuna y a los blancos dientes que los tritura
Renuncio al color de la esperanza al sabor de la victoria y al gusto del disgusto
Renuncio a cubrir mis heridas, tienen por derecho propio a manifestarse libremente
Renuncio al miércoles y a todos sus compañeros por imponerme el paso del tiempo
Renuncio a la fecha de mi nacimiento, no estuve allí para celebrarlo
Renuncio a toda compañía he podido apreciar que la soledad es muy celosa
Renuncio al texto sagrado que empeñado en decirme la verdad solo la escondía
Renuncio a enderezar mi vida, retorcida y anudada son huellas de mi aparente identidad
Renuncio a comerme el mundo bastantes mordiscos he sufrido siempre al intentarlo
Renuncio pero no de corazón porque a él también renuncio
Renuncio a seguir vestido, tan solo ha podido cubrir mis carnes
Renuncio a seguir desnudo mis vergüenzas me avergüenzan
Renuncio a mi curiosidad pues no queda papel para la enorme lista de gatos muertos
Renuncio a seguir escribiendo, la vela se apaga, las sombras se alargan, el silencio está al caer.
 

Icaro Dedaloson

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