La realidad absoluta es trascendente e inmanente a la vez, de las realidades relativas. Pero no hay ningún acceso instrumental o metódico hacia ella, porque del estado dividido de la conciencia vigílica sólo parten caminos relativos que engendran relatividad. Ni los sentidos, ni la razón ni nada imaginable capta la realidad, desconocida siempre para la mente pensante. Y es natural que así sea pues todo instrumento interpreta al percibir una parte de lo real, adaptada a su capacidad.
De ahí que toda forma de conocer sea parcial y que todo conocimiento o percepción sea origen de apariencias como la experiencia en los estados de vigilia y de sueños. Pero la realidad no puede ser captada. No se puede conocer aunque la somos, aunque todo la es.
El ser humano, a través de sus instrumentos cognoscitivos, crea realidades relativas empíricas o racionales; se sumerge en un mundo de relaciones de otras relaciones sin fin; y cree que su experiencia es la realidad. Esta creencia, y no la realidad, es ilusoria, según la metafísica sankariana.
Al conocer un objeto ¿quién lo conoce?, y ¿qué conoce? El conocedor y lo conocido se pierden en lo real. La realidad es conciencia en sí que no puede ser objetivable y por tanto permanece desconocida para el sujeto relativo que únicamente puede percibir objetos. Simplemente con nombrarla se puede hacer de ella objeto de conciencia como concepto.
Siempre que se investiga sobre la realidad se debería tener en cuenta que no es lo mismo pensar o sentir que ser. Y sólo es posible el acceso a la realidad por una vía: siéndola. Al ver esto se comprenderá que descubrir la realidad no es buscar un objeto entre otros de la conciencia proyectada. Es una “toma de conciencia” realizadora.
Aquel que contempla la realidad se va diluyendo, se transparenta en ella hasta fusionarse en la realidad única.
“El testigo, uno sin segundo, es transparente como el agua. Ese es el ámbito de la realidad absoluta, Emperador. Así enseñó Yajñavalkya a Janaka. Esta es la más elevada meta (del ser humano) su mayor gloria, la más elevada existencia, la plenitud suprema. Con sólo una partícula de esta felicidad viven los demás seres.”
(Brihadaranyaka Upanisad IV, 3,32)
Los distintos grados de realidad son en verdad grados de apariencia. Pertenecen a la experiencia dual del mundo fenoménico. Lo que no es la vivencia de unidad de conciencia en lo absoluto se vive como diferentes niveles de apariencias en el estado de vigilia y en el de sueño con ensueños que crean diversas realidades relativas.
La verdad ontológica es que sólo hay una realidad: la conciencia indefinible e impensable. Mientras que todo objeto de conciencia, a través de los diferentes estados duales, es irreal ontológicamente hablando. Aunque pueda decirse que se trata de una realidad relativa al nivel de conciencia que la crea. Para distinguir las realidades fenoménicas de las falsas como la de un espejismo, Sankara, a partir del conocimiento racional, encuentra tres grados de realidad:
- Pâramârthika: realidad absoluta, “uno sin segundo” (ekamevâ-dvitiyam). En ella no hay diversidad, no hay cambio, no hay limitación. Es pura conciencia en sí, no-dual. Es Brahman, lo Absoluto, y fuera de ello no puede haber nada real, en el verdadero sentido de la palabra.
- Vyâvahârika: realidad que se proyecta a partir de la visión dual de mâyâ aparece como un universo manifestado. Es relativa, cambiante, temporal. Se distinguen en ella dos aspectos correlativos: el cósmico y el individual. En ambos se perciben distintos niveles de realidades relativas. Esta es la posición que los comentarios sankarianos adoptan para explicar la realidad de lo fenoménico. Se trata de una visión limitada y distorsionada de la realidad a la que se llama “realidad” por error.
- Prâtibhâsika: falsa realidad, mera ilusión. Este es el grado de realidad que otorgan las kârikâ de Gaudapáda al ámbito fenoménico.
Sankara, a partir de una profunda interpretación de la realidad implícita en las Upanisad, ha construido una metafísica de la no-dualidad. En ella trata de poner de manifiesto la no escisión entre el que ve y lo visto en la conciencia. ¿Qué interés tiene esa construcción racional para la mentalidad actual?.
La ciencia física ha descubierto también que no existe la radical separación aparente entre el observador y lo observado. En consecuencia a ese hallazgo, ha introducido el término de “participante” en lugar del de “observador”. Pero la física mantiene su investigación en el nivel empírico de “lo observado”, sin penetrar en la conciencia misma que observa. Por tanto no puede llegar a afirmar, con la convicción y la valentía que da la evidencia, la unidad de lo real, tal como lo hiciera Gaudapâda, maestro del maestro de Sankara:
“Cuando se revela la verdadera naturaleza de la cuerda, todas las ilusiones entorno a ella se desvanecen, y sobreviene la certeza de que allí no hay nada más que una cuerda. Así es la certeza al tomar conciencia del Ser.”
(Mandukya Upanisad, kârikâ II, 18)Fuente: Consuelo Martín. Sankara – la visión advaita de la realidad (Dilema, 2008)