Es evidente que los conocedores de la verdad han experimentado la pura e infinita conciencia en donde no existe el espacio sino el vacío, pero el mundo real y material no puede haber surgido de ese vacío.
Vasishtha respondió cautamente:
Si eso es como dices, es obvio que los tres mundos no son otra cosa que conciencia infinita y para el que tiene un cuerpo de conciencia pura, no puede haber nacimiento ni muerte alguna.
Rama todavía inquirió desconcertado:
Por favor, te ruego que me expliques entonces cómo ha surgido este mundo objetivo e ilusorio.
Vasishtha respondió con una ligera sonrisa:
En ausencia de causa y efecto, no hay nada existente o inexistente. ¿Cómo pueden brotar en ese caso los objetos de percepción? . No ocurre así. El propio ser se piensa a sí mismo y se percibe como un objeto perceptible. Pero todo lo que hay sólo es conciencia y nada más que conciencia.
Rama respondió
¡Quieres decir que un objeto inerte piensa! . ¡El señor, que es el perceptor, se transforma en objeto! . ¿Cómo es posible eso? . ¿Acaso es posible para la madera quemar al fuego? .
Vasishtha respondió divertido:
El perceptor no se transforma en objeto de percepción, porque este último no existe en absoluto. Todo eso, esta masa de conciencia, sólo es el propio perceptor.
Rama añadió todavía más perplejo:
La conciencia infinita se hace consciente del propio conocer en su interior y así surge el mundo objetivo. ¿Quieres decir que es así como brotan los objetos? .
Vasishtha respondió con franqueza:
Los objetos no surgen en modo alguno, porque no hay causa alguna para que sean creados. Por consiguiente, la conciencia siempre es libre e incognoscible, de todo punto indescriptible.
Rama advirtió:
Si eso es como dices, ¿cómo aparecen el sentimiento del ego y las demás categorías que has mencionado antes? . ¿Y cómo percibimos el mundo cada uno de nosotros? .
Vasishtha respondió con su proverbial dulzura:
Ya te he dicho que ninguna de esas cosas han sido creadas porque no hay causa alguna para ello. ¿Dónde están entonces los objetos de percepción? . Lo que llamamos objetos creados no son más que ilusiones de la percepción.
Rama preguntó de nuevo:
¿Pero cómo surge la ilusión en esta conciencia pura libre de movimiento y por consiguiente libre de la consciencia de objetos? .
Vasishtha respondió a este punto:
Querido Rama, aquí no hay ilusión alguna, pues carece de causa. Tú, yo y el resto del mundo somos paz infinita y nada más.
Rama insistió algo confuso:
Señor, estoy iluminado y despierto, pero no sé qué más puedo preguntar en este momento.
Vasishtha respondió con una ligera sonrisa:
Puesto que nada de esto necesita una causa para manifestarse, no debes buscar causa alguna. De ese modo permanecerás fácilmente en la suprema realidad indescriptible.
Rama dijo entonces:
Comprendo que la creación no se ha producido nunca porque no ha habido necesidad de que se produzca. Pero entonces, ¿en quién se produce esta confusión sobre el conocimiento y el objeto de conocimiento?
Vasishtha volvió a aclarar este punto:
Aquí no hay ninguna confusión, puesto que no hay causa para ello y lo único que existe es una completa paz.
Si no permanecemos en esa paz suprema es porque no hemos contemplado esa verdad de forma reiterada y suficiente.
Rama preguntó a ese respecto:
Pero siempre caemos en el mismo problema, porque no sabemos cómo se produce esa contemplación y qué es lo que vemos cuando no la contemplamos.
Vasishtha respondió de inmediato:
En el infinito no hay ilusión alguna. El concepto de contemplación repetida de esta verdad brota en la conciencia precisamente por el hecho de ser infinita e imperecedera.
Rama volvió a inquirir:
Si todo esto es paz infinita, ¿cuál es el sentido de palabras como maestro y alumno, y cómo surge esta dualidad?.
Vasishtha respondió pacientemente:
El maestro y el alumno sólo son Brahmán que existe en Brahmán. Para el iluminado no hay esclavitud ni liberación.
Rama preguntó sobre ese punto:
Si la diversidad de tiempo, espacio, materia, energía y todo lo demás no existe, ¿cómo podemos captar el concepto de unidad de esa diversidad? .
Vasishtha respondió con voz pausada:
Esa diversidad de tiempo, espacio, materia, acción y experiencia objetiva, sólo existe en la inexistente ignorancia. Ninguno de esos conceptos es independiente de esa ignorancia.
Rama volvió a preguntar:
Si la dualidad de maestro y discípulo es falsa, ¿qué es el despertar de la iluminación? .
Vasishtha respondió con su calma habitual:
Ese despertar se capta al despertar. Sólo entonces se comprende claramente ese concepto. Por supuesto, como tal concepto sólo es comprensible para los iluminados, los ignorantes no lo comprendemos en absoluto.
Rama insistió en sus dudas:
Cuando la iluminación se relaciona con el sentimiento del ego, se transforma en algo que no es iluminación. ¿Cómo puede establecerse esa diferencia en la conciencia pura si es indivisible? .
Vasishtha respondió a este punto:
La luz de la iluminación es auto consciente, es decir se ilumina ella misma. La aparente diferencia entre la iluminación y su luz es como la del viento y su movimiento, pues el viento sólo es movimiento.
Rama exclamó sorprendido:
Si eso es como dices, entonces es imposible aceptar la existencia de una diferencia entre el perceptor, la percepción y el objeto percibido, como sería imposible admitir una diferencia entre el océano y sus olas.
Vasishtha reiteró:
Cuando se acepta que la realidad es una sola conciencia indivisible, no hay inconveniente en percibir aquella diferencia.
Rama quiso precisar entonces lo siguiente:
Señor, ¿en quién brota el sentimiento del ego y quién percibe este mundo objetivo ilusorio? .
Vasishtha respondió con su calma acostumbrada:
La esclavitud sólo es la creencia en la realidad del objeto de conocimiento. Basta con saber que ese objeto no existe, para comprender que todo es conciencia, sin esclavitud ni liberación alguna.
Yoga Vasishtha de Valmiki