No deberíamos aproximamos a los que ridiculizan o desprecian esta escritura, ya sea por ignorancia o por ilusión. Yo sé bien quien soy y quienes sois todos vosotros. No soy más que vuestra propia conciencia.
Debemos encontrar en este mundo el remedio adecuado contra el samsára. Hasta que uno no muestra desinterés hacia los objetos de la existencia material, no puede debilitarse su creencia en esta existencia objetiva. No hay otros medios para librar al ser de esas auto limitaciones. Lo único que puede hacerse es debilitar las vásanás o adicciones mentales que nos convencen de la existencia de este mundo objetivo. Cuando el objeto existe, la idea de su existencia es natural, pero el objeto no existe cuando lo alumbramos con la luz de la investigación.
¿Cómo puede la materia brotar en la conciencia sino como una sombra aparece sobre el sol?.
Por consiguiente, está claro que el mundo es una apariencia sin existencia alguna. El mundo no es más que conciencia pura y no hay ninguna diferencia entre ambos: se manifiestan como vacío y como movimiento en el vacío. La conciencia infinita unida a la existencia se conoce como mundo, el mundo sin la ilusión de su existencia sustancia, sólo es conciencia. Del mismo modo que la conciencia produce sueños en el que sueña, produce el mundo en el estado de vigilia, ambos están construidos con la misma sustancia. ¿Dónde está pues, la realidad de los cuerpos, incluso la del mismo creador Brahmá?. Sólo ha brotado en la conciencia como el primer objeto soñado.
Lo único que existe es Brahmán, ni siquiera Brahmá o la persona cósmica existe realmente. Pero qué es real y qué es irreal, aunque haya sido experienciado durante un largo periodo de tiempo por todos nosotros. Toda apariencia de materialidad, desde el creador Brahmá a un gusano, es tan irreal como los objetos que vemos en los sueños. Los objetos soñados también parecen tener una forma mientras los sonamos. ¿Qué es la existencia material y qué son los objetos de este mundo ilusorio?. ¿Dónde están?. ¿Qué es la unidad?. ¿Qué es la diversidad?. ¿Qué soy yo?. ¿Qué son las ideas que se refieren a la existencia de los objetos?. ¿Qué son las vásanás o adicciones mentales que perpetúan la idea de existencia material?. ¿Dónde pueden existir?. ¡No son nada en absoluto!. Comprende esto y permanece en estado de nirvana.
Una vibración imperceptible del sonido forma el ákásha y una ligera vibración del tacto produce el aire. El rozamiento del aire produce calor que da lugar al fuego, que al apagarse forma el agua. Cuando todos estos actúan juntos, la tierra surge de ellos. Pero todo esto no es más que un juego de vibraciones sin forma. ¿Cómo surge la forma?. Si reflexionas sobre ello el tiempo suficiente comprenderás que sólo la conciencia produce las formas. ¿Porqué no se comprende esta verdad tan evidente desde el principio?. Ni las formas ni los elementos existen en realidad, surgen en el estado de vigilia del mismo modo que surgen los objetos en los sueños. Cuando comprendas esto, estarás liberado y no sufrirás ningún dolor, ya continúe tu cuerpo existiendo o deje de existir.
Ni en el estado de vigilia ni el sueño onírico hay un mundo real. La conciencia se experiencia a sí misma como conciencia y conoce esta experiencia como mundo. Pero igual que el mundo soñado no es nada, el mundo de vigilia tampoco es nada.
Lo mismo que la experiencia soñada por un hombre dormido no puede ser percibida por otro que duerme a su lado, la experiencia de un hombre despierto no es percibida por otro hombre.
En sueños, la mujer estéril puede tener un hijo, en el estado de vigilia es imposible que suceda esto. Lo irreal parece real. Lo que no ha sido realmente experienciado parece una experiencia real, como cuando uno ve su propio entierro en un sueño. Si uno sueña que se cae a un pozo, ese pozo es su propia cama. En medio de una luz muy intensa no podemos ver nada, como en la mis densa oscuridad.
Si uno que duerme sueña que ha muerto, abandona a sus seres queridos, pero cuando despierta se libera de esa muerte soñada. Después de experienciar tanta alegría y tanto dolor en esta vida, los hombres mueren. En ese momento abandonan el sueño que han conocido como mundo. Y después de experienciar ese mundo caminan en pos de otro igualmente soñado. Mientras están inmersos en uno de estos sueños no recuerdan la irrealidad del sueño anterior y solo consideran real el sueño en el que están actualmente sumergidos. Cuando un sueño llega a su fin decimos que el que duerme ha despertado. Exactamente igual, cuando un hombre muere, despierta a otro mundo todavía desconocido para él. La distinción entre el sueño y la vigilia es por consiguiente teórica y arbitraria. Ambos se basan en la única realidad que es la conciencia infinita-
Tanto los objetos animados como los inanimados no son otra cosa que conciencia pura. Cuando en la conciencia surge la ilusoria noción de división entre el que ve y lo visto, la conciencia comienza a conocerse como mundo.
Una jarra no es más que arcilla y si no hay arcilla no hay jarra. Todos los objetos son conciencia y si no hay conciencia no hay objetos, porque no hay nada que pueda ser percibido.
El agua es líquido, sin esa liquidez no hay agua. Lo mismo ocurre con la conciencia. Todo es conciencia pura, sin conciencia no hay nada.
Hablamos de sueño y de estado de vigilia de un modo puramente convencional ambos son la misma cosa como dos vasos de agua. El substrato común de ambos es la conciencia pura.
La acción natural del árbol que absorbe el alimento a través de sus raíces es conciencia. Cuando han muerto nuestros deseos y la mente está en paz, sólo hay conciencia pura. Cuando la mente está vacía de nociones objetivas y el hombre todavía no ha caído en el sueño profundo, eso es la conciencia pura. La naturaleza que hace crecer a la hierba en su estación adecuada sin sentimiento de yo y mío, es conciencia pura. La naturaleza del que está libre de percepciones y conceptos, pero todavía no esta muerto ni dormido y cuya mente es clara como el cielo en invierno, es conciencia pura. El ser de la madera y de la roca tal y como han sido creadas, como la mente de los seres iluminados, es conciencia pura. Eso es chidákásha o el espacio puro de la conciencia en el que todas las cosas existen, del que todas las cosas emergen y que es todo en todas las cosas.
Cuando el sueño cesa, surge el mundo objetivo, cuando cesa éste, sólo hay conciencia pura (chidambaram). Lo que queda cuando todas las cosas han sido negadas es este chidambaram o conciencia pura. El universo entero como era y como es, no es más que conciencia. Incluso en la percepción de las formas y en la aprehensión de los conceptos, lo único que hay es conciencia.
Por consiguiente, debemos admitir que la conciencia permanece siempre sin cambio, como conciencia pura.
¿Quién puede animar que lo que hay es real o irreal?. ¿Quién sabe por qué sueña un hombre y cómo lo hace o qué son los sueños, excepto que no son otra cosa que nuestra propia conciencia?. El creador de todas las cosas no es más que conciencia.
Cuando se conoce de este modo, se le llama Brahmán, cuando no se comprende esto, se le llama Máyá, ilusión, ignorancia, mundo.
Esta conciencia se conoce a sí misma como montaña y como Rudra, como océano y como persona cósmica, igual que un hombre dormido cree que existe realmente todo lo que aparece en sus sueños. Los objetos exteriores se reflejan en el espejo de la propia conciencia que se percibe directamente cuando enfocamos nuestra mente hacia el interior. Cuando investigamos de ese modo nuestra propia mente, comprendemos profundamente su verdadera naturaleza como conciencia pura.
No debemos malgastar el breve tiempo de nuestra vida en perseguir inútilmente un conocimiento sobre la materia o la mente; si uno busca oro no se pone a limpiar el cielo para encontrarlo.