Si la creación fuera real, no habría ninguna posibilidad de que desapareciera porque hay una ley inmutable que dice que lo irreal no puede convertirse en algo real, ni lo real puede dejar de ser real. Las penitencias, la meditación y otras prácticas semejantes, no pueden por sí solas ser causa de la desaparición del universo objetivo ni, en consecuencia, de la iluminación. Mientras persista la idea de creación, ni siquiera es posible la contemplación del ser, que se llama samádhi, en el que se detiene todo movimiento del pensamiento (nirvikalpa samádhi). Y aunque fuera posible, en el momento de volver de dicho samádhi, la creación aparecería de nuevo en la mente con su carga de sufrimiento incontenible. El movimiento del pensamiento es el que produce la idea de un universo creado”.
Como el aceite es la esencia de la semilla y el aroma la esencia de las flores, la facultad de percibir objetivamente es la misma esencia del perceptor.
Del mismo modo que los objetos soñados sólo son experienciados por el que sueña, los objetos de la percepción sólo son experimentados por el perceptor.
Como un tallo brota de una semilla y crece hasta convertirse en un árbol frondoso, la percepción de objetos se manifiesta en el perceptor acompañada de la idea de creación y crece sin cesar hasta convertirse en mundo.
Pero debes tener bien presente que lo mismo que una pulsera de oro en realidad sólo es oro, la naturaleza de todo lo creado y su potencialidad de creación futura son inherentes al creador.
La mente no es diferente del ser infinito, ni tiene una existencia separada e independiente de ese ser. Del mismo modo que un espejismo nos parece un río o un lago verdadero, esta creación nos parece completamente real. Y mientras uno se agarra a la noción de la realidad del tú y del yo, no puede haber liberación alguna.
El creador tiene, pues, una doble naturaleza: por un lado es conciencia y por otro pensamiento. La conciencia es pura, el pensamiento sólo es una confusión producto del reflejo de la conciencia sobre sí misma.
Por esa razón el creador parece existir aunque no existe realmente. Sólo es el pensamiento que mantiene el universo entero como si fuera algo realmente creado, y cada idea que surge en esta inteligencia inicial, toma inmediatamente una forma substancial. Aunque todas estas formas sólo poseen la naturaleza del pensamiento, a causa de que el creador se olvida de su propia naturaleza, esos pensamientos quedan congelados como formas físicas existentes, del mismo modo que los duendes, que carecen de forma substancial, pueden ser vistos en la alucinación del que los piensa.
El creador es el divino poder de la conciencia, que es la voluntad, la forma espiritual de la mente y la única causa de los tres mundos 3. Pero olvidando su naturaleza inmaterial, meramente mental, asume un cuerpo material y da comienzo a la creación. Es la transformación de lo incognoscible (nirguna) en cognoscible (saguna), la verdadera causa del universo, que no es real sino imaginada, asumida por aquel radical olvido de su naturaleza puramente mental.
El ser revestido de un cuerpo mental se conoce como mente, y produce el cuerpo físico material. Ignorancia, samsára, sustancia mental, esclavitud, impureza, oscuridad e inercia, son términos sinónimos. La mente sólo es lo pensado, no existe nada más que lo pensado.
Este universo no es diferente a la conciencia que habita en cada átomo, del mismo modo que una joya no es esencialmente distinta del oro con que está fabricada. Como la joya ya existe potencialmente en el oro, el objeto existe potencialmente en el sujeto.
Cuando la noción de objetividad es firmemente rechazada y superada desde el sujeto, la conciencia aparece sola, despojada de su aparente objetividad potencial. Cuando se comprende y se realiza esto, los errores como la atracción y la repulsión, el amor y el odio, cesan en el propio corazón, al igual que las erróneas nociones de mundo, tú, yo, etc.. Cuando cesa incluso la tendencia a objetivar, eso es la liberación.
En realidad no existe ningún universo objetivo, ni el sujeto que lo percibe, ni la propia percepción que aparentemente los relaciona, como no existe el vacío ni la materia. Lo único que existe es la conciencia cósmica (Chit). En ella está la mente que hace aparecer la diversidad de pensamientos y acciones, y sugiere al mismo tiempo la noción de esclavitud y el deseo de liberación.