Resulta muy importante ver la realidad tal y como es, no como piensas que es o como quieres que sea. Las personas están orgullosas de su conocimiento espiritual, así que tendrás la tendencia de juzgar a Vedanta de acuerdo con tus propias ideas, pero es importante saber que así no es como funciona.
No hay nada para tu agrado o desagrado, solo algo para conocer. Si escuchas sin prejuicio, las palabras tendrán sentido por completo, pero si solo estás buscando una explicación de la realidad que se acomode a tu visión, Vedanta no es para ti.
Cuando en otra ocasión hemos dicho que nuestra doctrina es para los fracasados y no para los triunfadores, hemos aludido precisamente a ese punto central. Aquellos que están ilusionados en sus ideas salvacionistas (sean sociales o personales), aquellos que tienen una fe, o los que creen que poseen y no han fracasado en sus expectativas, poco pueden comprender de esto que se está explicando.
La primera etapa es la de la escucha abierta (sravana). Por lo general, cuando escuchas algo de inmediato comienzas a formular una respuesta en la mente. Oyes las palabras y reaccionas con base en un impulso, aunque en verdad no escuchas lo que está siendo dicho o el sitio de donde viene. No puedes esperar que Vedanta funcione para ti si esta es la forma en que te acercas, puesto que Vedanta es mucho más que unas cuantas ideas espirituales dirigidas al ego. Es un cuerpo de conocimiento que necesita ser asimilado por completo. Emplea una metodología particular (superimposición y negación) que necesita ser mostrada hasta que seas capaz de aplicarla por ti mismo. En esta etapa tú solo tienes que mantener la mente abierta, lo cual implica hacer a un lado tus creencias y opiniones, de forma temporal. No es sencillo.
El conocimiento tiene su propio poder. Si lo dejas, hará el trabajo por ti. En cierto punto, la visión de la no dualidad comenzará a formarse en tu mente y serás capaz de aplicarla por ti mismo.
Cuando vivía en una cabaña en la montaña, era necesario matar decenas de ratas para permanecer ahí. Una por una, fui descubriendo sus madrigueras y me dediqué a bloquearlas, lo que las forzaba a escapar hacia mis trampas. ¡Tengan cuidado, ratas! Lentamente, la lógica de Vedanta está cerrando los túneles de escape. La trampa está a punto de cerrarse con un golpe.
El hiperactivo hacedor, ansioso como una rata, debe morir para que la indagación prosiga.
Debido a que la acción no cumple su cometido y los buscadores están entregados a la acción, se ven obligados a depender de fantasías sobre la liberación.
Vedanta no es un camino espiritual. No promete una experiencia mística. No busca unirte a nada, porque ya estás unido. No quiere cambiar tu experiencia, aunque la experiencia se transforma cuando has comprendido quién eres. No desea arreglarte, porque no estás roto. No trata de sanarte porque no estás enfermo. Se halla basado con firmeza en la realidad. Es conocimiento existencial de sentido común.
La acción es inevitable en el mundo de cada día y definitivamente posee un lugar en el mundo espiritual, como veremos; sin embargo, no es un boleto directo hacia la liberación. Algunos argumentan que Vedanta, la indagación, es una acción, pero no es así.