Ya Platón, en el Teeteto, se planteaba cómo podemos determinar si en este momento estamos durmiendo -y todos nuestros pensamientos son un sueño- o si estamos despiertos y hablando con nosotros en estado de vigilia… ¿Acaso no nos parece real el sueño cuando estamos inmersos en él?
Chuang-Tse nos plantea el mismo dilema: en una ocasión soñé que era una mariposa, revoloteando de acá para allá; y a todos los efectos era una mariposa. Sólo era consciente de que seguía mis gustos de mariposa y era inconsciente de mi individualidad humana. De repente, desperté, y allí estaba, yo mismo, de nuevo. Ahora no sé si era un hombre que soñaba ser una mariposa, o si soy una mariposa soñando que soy un hombre.
William Law lo expresó con maestría cuando afirmó, sin miedo, que una vida consagrada a los intereses y goces de este mundo, gastada y despilfarrada en la esclavitud a los deseos terrenales, puede considerarse verdaderamente un sueño, pues tiene toda la fugacidad, la vanidad y la ilusión de un sueño; pero con una importante diferencia: que cuando un sueño ha terminado, nada se ha perdido salvo ficciones y fantasías; pero cuando el sueño de la vida ha terminado sólo por la muerte, se ha perdido toda esa eternidad para la que fuimos traídos al ser.
Termino con los versos de Calderón de la Barca, que han dado título a esta entrada:
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.