La figura de Jean Klein ha pasado, en general, bastante desapercibida, pero su aportación es fundamental en occidente para la transmisión viva de la más pura enseñanza advaita. Actualmente es quizá más conocido por la relevancia de su gran discípulo Francis Lucille quien ha continuado fielmente su audaz modo de exposición.
Los datos biográficos más sobresalientes de Klein, los que más nos interesan, se producen cuando empieza a interesarse por las doctrinas hindúes a partir de la obra de René Guénon. Estaba ya, por supuesto, latente el interés por el Conocimiento que sus estudios de música y medicina no llegaban a colmar, pero es con el estudio de la obra de Guenon cuando comprende el alcance de la verdadera metafísica, el simbolismo y la tradición.
No hay muchos datos de su instrucción en India, Klein siempre se negaba a hablar de temas personales porque decía consecuentemente con su descubrimiento que “él no era una persona”, pero cita su “relación sagrada” con Pandiji y a la enseñanza de Atmananda Krishna Menon como su fuente de instrucción y conoce, cómo no, la obra de Sri Bhagavan Ramana y Sri Nisargadatta. Lo que sí cita en varios de sus diálogos es que alrededor de 1960 fue enviado de vuelta a Europa a enseñar el Vedanta, eso sí, de manera curiosa como reproducimos textualmente: “La gente venía a mí. Nunca me he tomado por un profesor, maestro o algo parecido, y nunca he solicitado estudiantes. Es más, el maestro sólo existe cuando aparece un discípulo que tiene algo que preguntarle”. Esta es una frase que, casi con las mismas palabras, la escuchamos también a Lucille. Durante treinta y ocho años viajó por todo el mundo transmitiendo la enseñanza viva de la naturaleza de la realidad y de la verdad del ser. Jean Klein falleción en 1998 en Santa Bárbara (California) en donde existe una fundación que sigue recopilando diálogos y material inédito sobre su enseñanza.
La exposición de la enseñanza de Jean Klein nos ha llegado en forma de recopilaciones de esos diálogos. Las respuestas de Klein son siempre sorprendentes y la razón de ello nos la da él mismo:”No se puede contestar a la pregunta desde el nivel de su formulación, pues la respuesta apunta siempre hacia la verdad y, en consecuencia, no se encuentra en el mismo plano que la pregunta”.Klein ponía siempre el énfasis en la actitud de la escucha, que sus respuestas no eran para ser interpretadas ni almacendas en la memoria sino que eran para ser escuchadas desde el silencio para luego ser vivenciadas. En realidad esta es siempre la posición adecuada entre el anhelante de la verdad de sí mismo y el maestro al que se dirige. Las respuestas de los maestros del vedanta surgen del Silencio-Consciencia y apuntan hacia el Silencio-Consciencia del discípulo. Como ha dicho en alguna ocasión su discípulo Lucille: “cuando aquello que escucha coincide con la respuesta que surge del interior se produce el verdadero escuchar”. Nos encontramos, una vez más, ante una enseñanza que tiene por finalidad la indagación de la naturaleza real del ser humano y, como consecuencia, la eliminación del sufrimiento.
Fuentes:
Desde <http://elarboldelashesperides.org/
Desde <http://www.yogaenzaragoza.com/