Cuanto más una persona sigue a su intelecto y controla sus pasiones, más se acerca a la vida espiritual, al amor de Dios y al prójimo.
Pensamos que un hombre está loco si, en lugar de cubrir su casa con un tejado y poner ventanas en sus marcos, sale en plena tormenta y se expone al viento, la lluvia y las nubes. Pero todos hacemos lo mismo cuando denunciamos y vilipendiamos la maldad de los demás, en lugar de combatir la maldad que existe en nuestro interior. Es posible desembarazarse de esa maldad que nos habita, al igual que es posible construir un techo y ventanas para nuestra casa. Es posible. Pero no nos es posible destruir la maldad del mundo, del mismo modo que no podemos ordenar al tiempo que cambie y a las nubes que desaparezcan. Si, en lugar de dar lecciones a los demás, procuráramos educarnos y perfeccionarnos, habría menos maldad en el mundo, y toda la gente viviría mejor. No dejes que tus errores te avergüencen. Nada puede enseñarnos más que comprenderlos. Es uno de los mejores métodos de autoeducación. Thomas Carlyle.
Se nos antoja que el trabajo más importante del mundo es el trabajo visible, perceptible a través de los ojos: construir una casa, arar la tierra, alimentar al ganado, recolectar fruta. Y que el trabajo invisible, el trabajo de nuestra alma, no es importante. Pero el trabajo invisible de perfeccionar nuestra alma es el trabajo más importante del mundo, y todas las demás formas visibles de trabajo sólo son útiles cuando llevamos a cabo este trabajo fundamental.
León Tolstoi
COMO UN NIÑO
Estamos separados solo en la superficie, en lo más hondo no estamos separados. Únicamente lo está la parte visible; la invisible sigue siendo una.
Los Upanishad dicen: «Aquellos que creen saber, no saben», porque la misma idea de
que sabéis no os permite saber. La misma idea de que uno es ignorante os vuelve vulnerables, abiertos. Como un niño, vuestros ojos están llenos de asombro. Entonces resulta difícil decidir si los pensamientos son vuestros u os llegan del exterior, porque uno ha perdido todas las amarras. Pero no hay necesidad de preocuparse, porque básicamente la mente es solo una, es la mente universal… llamadla dios, o en términos jungianos, el «inconsciente colectivo».
Estamos separados solo en la superficie, en lo más hondo no estamos separados. Únicamente lo está la parte visible; la invisible sigue siendo una. De modo que cuando os relajáis y guardáis silencio y sois más humildes, más infantiles, más inocentes, entonces al principio será difícil ver si esos pensamientos son vuestros, surgen de la nada o alguna otra persona está enviando sus mensajes y vosotros sois los receptores. Pero no vienen de ninguna parte. Proceden del núcleo más hondo de vuestro ser… que también es el núcleo de todos los demás.
De forma que un pensamiento realmente original no lleva la firma de nadie. Está simplemente ahí, surge del colectivo, de lo universal, de la única mente… mente con M mayúscula. Y cuando la mente individual, la mente ego, se relaja, la mente universal empieza a anegarla.
Osho