Un grandioso árbol milenario puede ser objeto de contemplación en silencio para el poeta, de estudio y gran actividad cerebral para el científico, un objeto de mero lucro para un comerciante que, sin consideración a la grandeza sublime del árbol milenario, está dispuesto a comprarlo, venderlo, y hasta quemarlo. ¡Cuando pensamos y analizamos, vemos las cosas en su variedad; pero cuando amamos, las vemos en su unidad.

Anónimo

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