Un maestro contó a sus discípulos lo siguiente:
-Una gacela, según se levantaba todos los días, empezaba a correr por la selva. Un tigre, según se levantaba todos los días, también empezaba a correr por la selva.
La gacela corría para salvar su vida, ya que si el tigre la alcanzaba moriría inmediatamente. El tigre también corría para conservar su vida, ya que si no daba caza a la gacela, moriría de hambre. Ambos corrían todos los días por su vida. Vosotros, discípulos, no sabéis aún si sois gacelas o tigres, ni tampoco sabéis quién sois ni adónde vais, por eso debéis hacer como la gacela y el tigre: según os levantéis poneos a correr por vuestra vida.