Un maestro zen se paró delante de un quiosco de churros y le dijo al empleado:
“Pongame cinco euros”
El empleado le preparó los churros y entregó la bolsa al maestro.
Éste no tenía cambio y le dio un billete de veinte euros.
El vendedor de churros cogió el billete, lo guardó en la caja y se dispuso a atender al siguiente cliente.
“¿Dónde está mi cambio?” le preguntó el maestro zen.
El vendedor de churros le respondió:
“Su cambio sólo puede venir de su interior“
Dokusho Villalba