Un día, a la orilla de un río, paseaba desconsolado un escorpión porque quería pasar a la otra orilla. Por allí había una rana, que viéndolo triste , le pregunto que era lo que le causaba esa pesadumbre.
El escorpión le contó a la rana que quería atravesar el río pero que no tenia manera alguna de hacerlo dada su fisionomía.
La rana se ofreció voluntaria para pasarlo a la otra orilla llevándolo sobre su espalda con la condición de que el escorpión no le hiciera daño. El escorpión acepto encantado , prometiendole a la rana no hacerle daño y se subió a los hombros de la rana.
Juntos se metieron en el río pero cuando iban a mitad de camino la rana sintió como el aguijón del escorpión le atravesaba la espalda.
Sintió como el veneno invadía su cuerpo nublando sus sentidos y haciéndole perder la capacidad de poder nadar, sintiendo como poco a poco su cuerpo se iba adormeciendo.
Giro la cabeza y le dijo:
“¿No te das cuenta que al clavarme el aguijón vamos a morir ahogados los dos?”
El escorpión respondió:
” Lo siento.Es mi naturaleza”.
Muchas veces con justa razón respaldamos nuestras opiniones y acciones con frases célebres o cuentos populares. Como si eso nos diera más seguridad, o nos restara responsabilidad, apelamos a terceros para validar nuestros actos. La fábula de la rana y el escorpión por el contrario nos transmite una moraleja muy contraria a la verdad.
La moraleja que profesa la fábula: Aunque el sentido común dicte lo contrario y acabes perjudicando a los que quieres o incluso a ti mismo, no puedes dejar de ser quien eres, es tu naturaleza.
La mentira que se esconde detrás…
El gran error es ignorar la posibilidad de cambiar, de mejorar, que todos y cada uno de nosotros tenemos. Personalmente, he cometido muchos errores en mi vida y hoy me arrepiento de ellos. Y con la misma convicción con la que me arrepiento, sé que no los voy a repetir porque he aprendido, madurado y – por sobre todo – porque he siempre buscado ser una mejor persona.
Incluso los animales maltratados y abandonados se vuelven agresivos, por miedo. Pero esos animales se recuperan, y son los más fieles y cariñosos compañeros del mundo.