Dice la leyenda que el hijo del rey se enamoró, como sucede siempre en las fábulas, de una pobre mujer, hija de un panadero. Era pobre pero hermosa fuerte y buena y se casó con ella.
Por algunos años vivieron felices, en plena armonía, pero, cuando se murió el rey y el príncipe subió al trono, los ministros y consejeros se apuraron para hacerle entender que, por el bien de su reino, tenía que divorciarse de aquella mujer. ¿Cómo puede un rey presentar al mundo como esposa la hija de un panadero? Tendría que divorciar y casarse con la hija de un rey poderoso para asegurar con el matrimonio paz y prosperidad para todo su reino.
“Abandónela. majestad. Al fin y al cabo no es sino la hija de un panadero. La dignidad del trono y de todos sus súbditos es lo más importante”. Las insistencias de los ministros se hacían siempre más urgentes e insistentes. , tanto que al final el joven rey tuvo que ceder a tantas presiones.
Aquella noche cenaron juntos el rey y su esposa, por última vez. “Llévate a tu casa todo lo que quieres de este palacio, hasta las joyas más preciosas que se encuentran en mi tesoro” le decía.
En silencio la mujer, aparentemente serena, echaba vino en el vaso del rey y volvía a llenarlo repetidamente. Al término de la cena el rey se quedó profundamente dormido. Cuándo todos los invitados se fueron, la mujer envolvió en una frazada al rey, su marido, se lo puso al hombro y, (¡era hija de un panadero!) se lo llevó a su casa.
La mañana siguiente, el rey se despertó en casa del panadero.
“Pero, ¿cómo es que me encuentro aquí?” dijo asombrado. Y la esposa le contestó: “Me dijiste que podía llevar conmigo la joya más preciosa del reino. Y, para mi, lo que consideraba más precioso eres tú. ” Así le contestó la mujer. hija de un panadero.
Lo más precioso es y será el AMOR, que no te hagan renunciar a él ni el estatus, ni la clase social, ni tu propia familia, ni tu sacrificado trabajo, ni tan siquiera tu propia supervivencia en la vida, siempre entrégate a él, nunca perderás.