También esto pasará
Una vez en Persia reinaba un rey,
que en un anillo de sello,
esculpió una máxima extraña y sabia,
cuando lo tenía ante sus ojos,
se consolaba con sólo mirarlo,
apropiadas para todo cambio y ocasión,
estas eran esas palabras solemnes:
“TAMBIÉN ESTO PASARÁ.”
Caravanas de camellos por la arena,
le trajeron gemas de Samarcand,
flotas de galeras sobre los mares,
le trajeron perlas para rivalizar con aquellas,
pero las estimó de poco beneficio,
tesoros de minas o túneles,
“¿Qué es la riqueza?” diría el rey,
“TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
En medio de los placeres de su corte,
en el cenit de su diversión,
cuando las palmas de todos sus invitados,
ardían de aplaudir sus bromas,
sentado en medio de los higos y el vino,
el rey dijo, “Ah, amigos míos,
el placer viene pero no permanece,
“TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
La mujer más bella alguna vez vista,
fue la novia a quien coronó como reina,
con la cabeza en la almohada de su cama matrimonial,
murmurando a su alma, dijo,
“Aunque ningún monarca haya presionado
tan hermoso seno contra su pecho,
la carne mortal es solamente arcilla!
“TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
Luchando en el furioso campo de batalla,
una jabalina perforó su armadura,
los soldados dieron un fuerte lamento,
él soportó sangrando su herida,
“El dolor es duro de resistir”, gritó.
“Pero con paciencia, día a día,
TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
Levantado en una plaza pública,
cuarenta codos en el aire,
y el rey disfrazado, desconocido,
miró fijamente su nombre esculpido.
Y ponderó, “¿Qué es la fama?
¡La fama es solamente una lenta decadencia!
TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
Aquejado de parálisis, dolorido y viejo,
esperando a las puertas de oro,
dijo con su último aliento,
“La vida pasó, pero ¿qué es la Muerte?”
Entonces, como respuesta al rey,
cayó un rayo de sol sobre su anillo,
exhibiendo con un destello celestial:
“TAMBIÉN ESTO PASARÁ”.
—Theodore Tilton