Lo que fue la Magia ayer hoy lo llaman Milagros 5/5 (2)

La magia se halla en todas las religiones, en forma de milagro.

La principal diferencia entre magia y milagro es que este último implica la ayuda de la deidad, mientras que la primera no posee necesariamente un soporte divino.

Pero lo que es magia para una persona es milagro para otra. Según explica el experto Frank Donovan, los cristianos consideraban que la magia del oráculo de Delfos en Grecia era reprobable, mientras que los griegos creían que era la voz milagrosa de Apolo. Los hechos de Moisés que cuenta el Libro del Éxodo son considerados como milagros por judíos y cristianos, pero el Corán mahometano califica a Moisés de mago.

Donovan nos cuenta en su obra `Historia de la Brujería’ que la magia con toda probabilidad no sólo es más antigua que la religión, sino que además tuvo mucho que ver con el desarrollo de la religión organizada, dado que era ella la que hacía al sacerdote. Es concebible que el primer sacerdote, y por tanto también el primer mago, fuera un hombre de la Edad de Piedra más inteligente y observador que el resto de sus compañeros. Al observar y estudiar los hábitos de los animales, consideró que cabía esperar que utilizaran ciertas rutas o que estuvieran en un momento determinado en un lugar concreto. Cuando dicho individuo realizó magia simpática vistiéndose con las pieles y cuernos de un animal, ejecutando una danza ritualista, o pintando escenas de caza en las paredes de una cueva, y tras ello les dijo a los demás integrantes de la tribu dónde estaría la manada de la que podrían alimentarse, sus supuestos poderes mágicos le hicieron convertirse en sacerdote o en el `hombre sagrado’ del clan.

En las religiones primitivas, las funciones del sacerdote y las del hechicero estaban habitualmente combinadas. El hombre rogaba a dioses y espíritus mediante plegarias y sacrificios, y al mismo tiempo el dirigente religioso ejecutaba ceremonias y entonaba encantamientos que en sí mismos podían lograr el fin deseado. Los ritos religiosos y los ritos mágicos se ejecutaban simultáneamente. Y así, gradualmente se fueron desarrollando los cleros de todas las religiones, integrados por hombres y mujeres que tenían suficiente poder de persuasión para convencer a sus seguidores de que ellos poseían poderes para influir sobre los dioses y dominar de esa manera a las fuerzas de la naturaleza, predecir futuros acontecimientos o, mediante ritos y encantamientos que sólo ellos conocían, provocar acontecimientos preternaturales para beneficio de dichos seguidores.

La magia de los sacerdotes, hechiceros, videntes, adivinos, astrólogos, oráculos, profetas y demás gentes que podían predecir acontecimientos, controlar fenómenos atmosféricos, curar enfermos o realizar otras muchas `proezas’ fue altamente respetada en todos los pueblos antiguos. La mayoría de los magos (o sacerdotes) eran más instruidos o más inteligentes que sus compañeros. Eran estudiosos de las leyes de la Naturaleza. Los hacedores de lluvia, tenidos en altísima consideración en las primitivas culturas agrarias, con toda probabilidad tenían, a base de mucha observación y constatación de que ciertos fenómenos se repetían en ciertas épocas, un conocimiento, siquiera mínimo, de lo que mucho después llegaría a ser la ciencia denominada Meteorología. Los egipcios creían que eran los encantamientos de los sacerdotes del Astro del Can Mayor los que provocaban las inundaciones de las riberas del Nilo, fertilizando la tierra. Sólo los sacerdotes, con sus rudimentarios conocimientos de Astronomía, tenían la certeza de que cuando el astro estaba en determinada posición en el cielo venía la época de las crecidas del Nilo, y por tanto, en esa época sus encantamientos mágicos con toda seguridad serían eficaces.

La misma palabra `magia’ proviene de los magi, sacerdotes del dios Mithra y de la diosa madre Anaita en Mesopotamia (Asiria y Babilonia), quienes adquirieron fama de sabios incluso entre los griegos. En los grados más altos, los magi eran sabios; en los más bajos, estaban los adivinos y los hechiceros, los que leían en los astros y los que interpretaban los sueños. Los reyes persas llegaron a ser discípulos de los magi. Aunque la cristiandad rechazó toda magia, salvo sus propios milagros, aceptaron a los magi en su representación como Sabios de Oriente, los Reyes Magos que siguieron a la Estrella de Belén en la historia de la Natividad de Nuestro Señor. (En la imagen junto a estas líneas, mosaico hallado en Rávena representando a los Magos de Oriente).

Muchas cosas que hoy día son ciertas y provechosas proceden de la antigua magia. El astrólogo fue el padre de la Astronomía; el alquimista que buscaba transmutar metales en oro con medios mágicos es el padre de la Química; los magos -y posteriormente las brujas- que adquirieron amplios conocimientos de hierbas y drogas, contribuyeron al posterior nacimiento de la Medicina y la Botánica.

La voz griega farmacon, de la que se deriva farmacia, antes de adquirir su significación actual significaba fórmula o hechizo mágico.

La magia fue practicada por las brujas mucho antes de que la brujería se convirtiera en una religión independiente. Originariamente las brujas eran hechiceras respetadas, o temidas por su poder y sabiduría. La palabra latina con la que se designaba a la adivina, saga, es la raíz de la palabra `sagaz’. La misma palabra inglesa witch (bruja) proviene del anglosajón wicce, que significaba wise (sabio). Las brujas empleaban, como otros magos, encantamientos y rituales ante sus clientes, pero tras esa apariencia y tras ese aprovechamiento de los temores de la gente, había un trasfondo de conocimientos superiores a los que tenían el resto de los comunes mortales.

El culto del saber secreto recibió su más alta expresión en la cábala hebrea. La cábala fue originariamente una tradición no escrita fundada en la símbología y numerología ocultas. Era magia en cierto modo, dado que su conocimiento podía proporcionar, si no poderes sobrenaturales, sí al menos un saber sobrenatural. Se decía que la cábala se remontaba a Abraham; para algunos, incluso, a Adán.

Con toda probabilidad, la brujería no había comenzado aún como culto independiente. No era necesaria; las antiguas religiones de las que se derivó eran toleradas en Roma, no existía aún conflicto alguno entre una iglesia estatal y las viejas religiones que originaron la magia

El código judío ha sido el intento más enérgico de la historia por regular todos los aspectos de la vida humana. Un historiador religioso lo describe como «el vestido más apretado con que se ha querido encorsetar jamás la vida».

Este monoteísmo que no reconocía a una diosa madre, degradaba a la mujer y mantenía un código de conducta que controlaba todos los actos del hombre, fue heredado por los cristianos en su totalidad de los judíos; y todos estos conceptos estaban en oposición directa con las creencias más tolerantes de las viejas religiones. Estas pasaron al culto. Evidentemente, si una y otra parte adoptaron una postura según la cual sólo ellas poseían la verdadera fe, las dos, diametralmente opuestas, tenían que acabar en conflicto.

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