No tengo familia;
el cielo y la tierra son mi familia.
No tengo casa;
la mente vacía es mi casa;
no tengo vida ni muerte,
la inhalación y exhalación de la respiración son mi vida y muerte;
no tengo poderes divinos,
la espontaneidad es mi poder divino.
No tengo recursos,
la ingenuidad es mi recurso.
No tengo secretos mágicos,
la fuerza cósmica que me dirige es mi secreto mágico.
No tengo cuerpo,
la percepción es mi cuerpo;
no tengo oídos,
la sensibilidad son mis óidos;
no tengo estrategia,
el fluir universal es mi estrategia.
No tengo planes,
la adaptabilidad a todas las circunstancias
son mis planes.
No hago milagros,
los milagros son: cuando tengo hambre como y cuando tengo sueño duermo.
No tengo táctica,
el conocimiento del vacío y la forma son mis tácticas.
No tengo talento,
sino que me dejo llevar por el sendero de menor resistencia.
No tengo amigos ni enemigos,
el desapego es mi inseparable compañero;
no tengo armadura,
la gentileza y la bondad son mi armadura,
no tengo castillo,
la sabiduría es mi castillo;
no tengo espada,
el no ego es mi espada.
Anónimo, siglo XIV.