La ciencia de Epicuro sobrevivió al dogma religioso 5/5 (1)

El hablar de átomos es algo tan familiar para nosotros que es fácil pasar por alto su extraordinaria importancia. Gracias a la teoría atómica sabemos, cuáles son los elementos fundamentales de los que se compone la materia, y hemos descrito sus interacciones con sorprendente precisión. Nuestra comprensión del universo, desde por qué las estrellas brillan hasta la forma en espiral del ADN, se basa en lo que sabemos del comportamiento de los átomos.

La teoría atómica está tan bien establecida y ha llegado a ser tan ampliamente aceptada, que es fácil pasar por alto lo controvertida que fue originalmente. De hecho, ser atomista alguna vez fue sinónimo de ser ateo, y por milenios el atomismo llego a ser el chivo expiatorio de la religión occidental.

Fue en el siglo V antes de Cristo que los filósofos griegos Demócrito y Leucipo de Mileto propusieron por primera vez la idea de que la materia se compone de minúsculas partículas indivisibles llamadas átomos. Sin embargo, estas ideas llegaron a su máximo florecimiento en la mente de su sucesor, Epicuro, que vivió alrededor del año 300 a.C. En la filosofía epicúrea, el mundo en última instancia estaba compuesto de átomos y de espacio vacío. Todo lo que existe y todo lo que se produce ? desde las corrientes de agua hasta los pensamientos humanos ? debe su origen al movimiento de los átomos y las siempre cambiantes interacciones entre los mismos.

Los principios que rigen el universo de Epicuro son el azar y ley natural, y aquellos que vivimos en él podemos encontrar felicidad si aprendemos a aceptar lo que ocurre con virtud y tranquilidad. Epicuro creía que existían los dioses, pues no encontró otra manera de explicar los sueños y visiones, pero en su filosofía no son seres sobrenaturales, sino una clase de espíritus materiales compuestos de átomos, al igual que los seres humanos. Más importante aún, Epicuro no les atribuía ningún interés en asuntos humanos, para él un dios era más como una imagen que un ser personal.

Epicuro incluso creía que los átomos a veces experimentaban ciertas ?desviaciones azarosas”, lo cual representa un sorprendente punto de intersección con la mecánica cuántica de nuestros días. Si Epicuro hubiese afirmado que un dios le revelo todo esto, habría sido, por mucho, el ejemplo más impresionante de un descubrimiento científico anticipado por la religión, y para los ateos hubiera resultado genuinamente difícil de explicar.

Sin embargo, para los clérigos y teólogos que vinieron después, las ideas de Epicuro tocaron las profundidades de la herejía. Su concepto materialista del cosmos – ninguna deidad creadora, ninguna vida después de la muerte, todo lo que existe es explicable mediante átomos – era anatema para la concepción monoteísta de un cosmos ordenado y guiado por Dios. Durante siglos, ?epicureísmo? fue de hecho una acusación bastante grave. Por ejemplo, la base de la ley judía oral o rabínica conocida como la Mishná, en el siglo segundo, sostiene lo siguiente:

“Y estas son las personas que no merecen el mundo por venir: Los que dicen que no hay resurrección de los muertos, los que niegan la Torah es de los cielos, y los epicúreos”.

De hecho, la palabra judío de “hereje” – apikoros – parece ser una transcripción del hebreo “epicúreo”. La oración hebrea conocida como el Amidah, que los judíos devotos recitan tres veces al día, contiene una oración que pide que “los apikorsim sean destruidos al instante”.

El cristianismo primitivo tuvo más o menos la misma animadversión hacia las ideas de Epicuro que desarrolló el judaísmo. Y en el libro de los Hechos de los Apóstoles se registra la forma en que los primeros cristianos veían a los epicúreos:

HECHOS 17.
16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.

Los primeros apologetas cristianos tales como Tertuliano, Jerónimo y Agustín calificaron a Epicuro de “cerdo” y defensor de la “depravación y de la gula”, y a su filosofía la vieron como “arrogante y ociosa” .

A lo largo de la Edad Media, a medida que el cristianismo adquirió poder secular, el ridículo y la persecución empeoraron. El emperador bizantino Justiniano I, quien trabajó activamente en la supresión de religiones no cristianas, cerró sin más la escuela de filosofía de Atenas, incluyendo el Jardín epicúreo, que había sobrevivido durante ocho siglos. Más tarde, en el siglo XII, el filósofo Nicolás de Autrecourt, que enseñó una doctrina atomista similar a la Epicuro, fue condenado y se le obligó a retractarse; además de quemar sus escritos. En la Divina Comedia de Dante, Epicuro y todos sus seguidores “que con el cuerpo matan al espíritu”, figuran como prisioneros por toda la eternidad en tumbas infernales.

Sin embargo, Epicuro fue el último en reírse. La iglesia persiguió a sus seguidores y trató de acabar con sus enseñanzas, pero el Epicureísmo no solo sobrevivió… fue reivindicado. El universo, después de todo, si está hecho de átomos. Fenómenos naturales como el clima, el crecimiento de los cristales, e incluso los pensamientos humanos pueden remontarse a las interacciones de los átomos y su incesante movimiento. Como en muchos otros ámbitos del conocimiento, este es uno en donde la religión arrogantemente creyó tener la última palabra, hasta que la ciencia le obligó a retractarse.

No vivimos en el mundo católico de la edad media, en donde nuestros cuerpos son solo polvo animado por influjos de espíritu, y en donde los astros se mueven perfectamente a través de esferas de éter celestial. Vivimos en un gran reloj cósmico de átomos y moléculas, un gran red cuyo despliegue está determinado por el azar y las inmutables leyes de causa y efecto. Vivimos en el mundo de Epicuro.

Fuente: http://www.escepticismo.es/religiones/El-mundo-de-Epicuro.php

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