Cada día vemos a más personas “conectadas” .
Si no estamos en Facebook, estamos en WhatsApp, o en su defecto en Skype. Siempre pendientes de tal o cual comentario, noticia, historia que llega a nuestro computador o celular.
Y para los pocos que no participan de ninguna red social están encadenados a la interminable cadena de videos de YouTube, donde saltar de uno a otro es la mejor de las distracciones.
Nuestras conciencias hoy no tienen tiempo para estar dentro del interior de uno mismo, siempre están pendientes de las últimas novedades que señalan nuestros celulares.
Ha llegado esto a tal extremo que ya hasta la Coca Cola nos lo recuerda…
Hace no mucho en el tiempo que pasábamos en el autobús o en el metro aprovechábamos para hacer una lectura a algún libro que nos interesaba. Hoy los libros están en el exilio, la pantalla brillante de nuestro celular y sus múltiples alarmas nos presionan para que no nos perdamos ni un instante de la vida de los demás, supuestamente más apasionante que la nuestra.
Los tentáculos de la mente nos llevan cada día a probar más y más cosas sin profundizar en ninguna. Es por esto que ya no se conforma con lo que pasa en un día de mi vida que busca que es lo que está pasando de interesante en la vida de los demás.
- Hace tiempo que perdí el contacto conmigo mismo
- Después perdí el contacto con la naturaleza
- Ahora me he distanciado de las convivencias con los demás
- Pero lo que asusta es que en breve, de seguir así, perderemos el contacto con este mundo
La juventud que viene crece con WhatsApp o Facebook como nosotros crecimos con la Televisión. Para ellos empieza a ser tan normal vivir conectado que hasta se empieza a hacer aburrido.
Las alternativas y lo más atractivo es conectarse a algo donde dejen de tener la limitación de su cuerpo y puedan conectar sus conciencias a aventuras en otros mundos, en otras realidades, en otras vidas.
Si pudiésemos dar al ego todo tipo de libertad sin que exista ninguna limitación ¿qué haríamos?. Yo puedo decíroslo, crearíamos un escenario donde supuestamente no hagamos daño a nadie pero donde todas nuestras fantasías puedan hacerse realidad. El lujurioso podría estar en burdeles, el iracundo metido en peleas, el romántico emocional en historias apasionadas de amor… Esto es lo que nos está llegando hoy en día ¿estamos preparados para ahogar la conciencia en la realidad virtual?
Y esta es la realidad a la que vamos a conectarnos en breve.
El mismo año que se presentaba Matrix se colocaba en cartelera la película NIVEL 13. Ya en este tiempo (año 1999) estas películas ya hacían hincapié en la inmersión humana en mundo de las ilusiones sin posibilidad de vuelta atrás.
Es una visión profética de como nuestra humanidad entrará en la realidad virtual y ser víctimas de un sueño dentro de otro sueño en el que hoy estamos y que llamamos vida. Os invito a verla.
Ícaro Dedaloson